viernes, 28 de diciembre de 2007

Barra libre

En uno de esos baños pequeños, ya sabes, los de los azulejos verdes, sin espejo y con la pequeña papelera por los suelos. Si. Ahí fue donde lo eche todo. La dignidad, el orgullo, el contenido del estomago, a ti mismo y tus chorradas y a mi con mis manías. Subí baje y me perdí mientras desesperada cojía casi sin ganas la taza. Si la sueltas te caerás. Y me caí.

Baztanito. Mi padre ha resucitado.




lunes, 24 de diciembre de 2007

Cuento de navidad

Cuando la originalidad escasea...
Algo peor que la muerte no era un niño como los demás. Acudía a clase con regularidad y afanoso nunca dejaba ninguna tarea sin terminar. Sus notas brillantes y sus compañeros, igual pero de otra forma peores que la muerte, fueron poco a poco intuyendo lo que el ya sabia, estaba destinado a algo grande, muy grande.
A medida que la graduación se acercaba, los nervios por decidir cual seria el futuro que llevaría cada uno empezaban a ponerles a todos nerviosos...recuerda, solo puedes elegir uno. Algo peor que la muerte sabía que debía apuntar alto, y durante las clases de historia en las que se hacía un repaso de todo lo peor que la muerte que había asolado a la humanidad, se soñaba como energía nuclear con sus fetos amorfos y sus cánceres insospechados. Unos días después pensó en accidentes de trafico...y cuando fueron hacer la excursión de fin de curso por el mundo, ya casi tenia decidido que se escondería en las mareas para romper la medula de algunos incautos.
El aire del mundo era ligero y la contaminación (¡que ser mas famoso!) lo había impregnado todo, pasearon por el campo, visitaron pantanos, volaron por los aires de muchos países, y finalmente, lo que tanto deseaba, una ciudad. Conocer a los humanos. O eso pensaba..por que a cada palabra que intentaba cruzar con alguno solo recibía un - No tengo tiempo- o un grito entrecortado de aquellos que podían reconocerle. Vio a lo humanos juntos, unidos la mayoría alegres en sus manadas. y entonces una bombilla ilumino su mente....
Después de recibir su diploma, lo enrollo y mientras se lo introducía lentamente por la garganta empezó a desacerse en millones de fragmentos y habitar en la mente de los hombres.
Desde entonces le llaman soledad.






Así que ya sabes...felicita a algo peor que la muerte. Esta aquí, ahora, contigo.

Feliz Navidad.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Quedate

Abrí los ojos con el vació de tus brazos rodeandome la espalda, y mientras el hueco de tu aliento taladraba mi nuca, intente abrazar tu figura ausente...te pensé más delgado y ligero y me revolví en la cama esperando en cualquier momento toparme contigo. Mientras, se encendía en mi el deseo y los recuerdos de aquel polvo etílico-nocturno tan confuso como ruidoso arañaban mi carne. ¿A donde fuiste tan temprano?
Toc-toc en mi puerta.

-¡Paloma, coño, a comer!-






Supongo que no era tan temprano como pensaba...suerte que mis padres encontraran tan vacia mi cama como la encontré yo.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Wings of desire

Busco ese ángel que antes aleteaba entre mis piernas. Hoy ni siquiera me llena los pulmones la brisa que origina...busco esas plumas que se curvaban sobre mi lengua, y que te hacían volar bajito, pero lo suficiente como para no tocar el suelo.

Te busco en los cojines, en los edredones, en los somieres...me sumerjo en los colchones, en las almohadas y camastros. Nada.

Busco esa nada que antes sonreía tentadora en la penumbra del todo y habitaba tranquila, compartiendose. Busco ese halo de luz que desprendía su morada y el calor del fuego que no encendía, cuyas llamas lamían sin lamer mi piel. Eso me reconfortaba.

Busco que mi mentira y la tuya sean una, pero...nada.





lunes, 3 de diciembre de 2007

¿Como lo has adivinado?

Deslumbraba su pecho cada vez que abría la boca. No sabría decirte el color de aquella luz, solo, y haciendo un gran esfuerzo, llegaría a poder describir algo más de su persona ajeno a ese fulgor. Pero que coño...lo interesante era el resplandor.
Siempre enamoraba el suelo con su mirada parda y mientras permanecía taciturna no inspiraba mayor interés que el que surgía en ese tipo de mentes que contemplan al ser del mismo modo que al objeto. Sentada bajo la tempestad escribía en una libreta blanca y removía serena con la cucharilla de plástico un café edulcorado. Gustaba engañando al sueño durante sus descansos eternos, y yo al principio la observaba de lejos, hasta que un día empecé a visitarla en ellos. Mientras hablabas, por que al fin y al cabo con ella siempre hablabas, ella sellada te descomponía en cachitos que luego juntaba, con ese interés que ponen los banqueros, midiendo si el aval merecía el préstamo...
Y de repente zas! Se te atascaban los ojos, se te adelantaba el pulso y las gotas de sudor nacían sin parar del seno de tu frente. No podías ver nada.
Con el tiempo, cuando mis ojos se acostumbraron, y realmente vi "la luz" pude hilar su origen con unas agujas muy finas. Abrí la boca para tomar aire y aventurarme a comentárselo, un todo o nada palpitaba en mi garganta cuando por fin le dije:
- Descubrí tu misterio. Tenías un gran corazón que brilla por su ausencia y los destellos irisados me han cegado, hasta que mi vista agotada me obligo a mirarte sin pupilas ¿Cuanto tiempo ha pasado?

Su media sonrisa y un destello fugaz fueron el preludio de la conversación más larga que fui capaz de mantener con ella

-¿Como lo has adivinado?

Y mi silencio siguió al suyo, durante el cual el todo y la nada jugaron a los dados. Gane.

-Empecé a una edad temprana a perder corazón, no recuerdo el momento. El primer trozo de un tamaño considerable no lo regale. Me lo robaron.
No contaría más de 15 primaveras el día que un gañan sin nombre, que prolongo su nada sobre mi ser durante más de tres años, me engaño con el significado de la palabra amor y continuo mis te quieros con un follar. Mientras las hojas de los castaños rebotaban en su pelo me dio mi primer morreo. Me atonte, temblé, sentí, sufrí, reí y al poco ya estábamos restregandonos sobre su cama, con su madre al otro lado, intuyendo mis gemidos. No fui consciente de nada. Solo del dolor de su ausencia el día que a fuerza de conocerle los gusanos de los que estaba elaborado empezaron a carcomerme y tuve que huir de su lado.
Después vino otro, pequeñito e inteligente, me robaba usando palabras de Neruda todas las noches y al final a lo tonto, acabe regalándome. Se comparaba, y supongo que aun se compara, con una gran cebolla llena de capas y los pensamientos ajenos le inquietaban más que los propios. Sucumbió bajo el yugo del que dirán (¡es más alta que yo!). No fue amor, si no cariño y en asuntos de alcoba nunca acabamos de cuajar. Por aquel entonces los colmillos del deseo ya me mordisqueaban las entrañas. Hace poco cruzo un pequeño charco y se llevo con su equipaje un trozo bien grande.
Pero aun me quedaba una mitad y fui bien dueña de guardármela para mi misma. O eso creía.
Después de eso vino un vasco que soplo un poco la hoguera que me consumía por dentro y decidí probar con el genero femenino. amigas de mi infancia y perfectas desconocidas carcomieron muy de poquito en poquito mi alma y en un mar perfecto de tetas nade una pequeña temporada. Ya por entonces hablaba con EL.

Desvió un momento la mirada y, mientras sacaba del bolso una botellita de coñac y la vertía discreta dentro de la taza vacía de café, una lágrima rebelde resbalo por su mejilla. La luz se hizo insoportable.
Suspiro.

- ¿Por donde íbamos?

-Dijiste algo de hablar con un tal EL.

- Ah, si. Bueno el caso, ¿ya te dije que yo había decidido guardarme lo que me quedaba para mi? ¿Si?...Pues no fui capaz.
Al principio sus palabras melosas y el sabor amargo de su voz sesgando la biblia de su pasado y usándolo al tiempo como espada y escudo me conquisto. Y ese yo nunca te miento que ondeaba al aire y al cual yo me aferraba como clavo ardiente acabo por doblegarme. Y mientras mi vida alegre seguía su curso e iba salteandose de vírgenes no suicidas y melenudos alocados, su experiencia me hizo perder la razón y entre sus sabanas descubrí lo que realmente significaba une petite morte. Se lo di todo. EL a mi no. De echo, no tenía nada que ofrecer. Solo gorroneaba mientras su siseo manipulaba a su antojo mi cuerpo inocente y destruía mi ser, tanto por dentro como por fuera. Caí muy bajo, en lo más profundo. Me ahogue en el fango y salí muy sucia. Rasgue mi melena y le deje a la deriva, esperando que se ahogara. Se agarro al flotador de mi paciencia y uso el ancla de la pena, hicieron falta muchas tentativas hasta que al fin logre alejarme.
Murió matando.
Dejandome así, con el vació que brilla por su ausencia.
Deslumbrando a todo el que intenta descubrirme....
Después de eso, perdí mi fe y mi paciencia, perdí la voz y el rimmel. Me sentí nada y viva pero muerta intente continuar con mi andadura. A falta de algo en el pecho empecé a hacer uso de otros órganos. Primero fue el bazo y después fueron cayendo sucesivamente los pulmones, riñones..y finalmente todos se llevaron un trozo de hígado. Luego ya fueron los brazos, empecé a echar un mano donde pudiera...y los dedos engarzados decoraron cuellos.
*Suspiro*
Desde entonces, y me vas a llamar cobarde, deje de caminar y solo espero.

Deje un paquetito sobre la mesa y me incorpore lentamente. Lo miro asustada y mientras deshacía el pequeño nudo sus ojos se clavaban en los mios. Abrí pausadamente mi paraguas de espaldas a ella y emprendí despacio mi huida particular, entretanto mi corazón latía sobre aquella mesa.

-Yo sin embargo...me regenero.

El repiqueteo de sus lágrimas se perdió bajo el bramido de la tempestad y nunca más volví a verla.