domingo, 27 de enero de 2008

lunes, 21 de enero de 2008

Y esa fue la duda que nació inocente en mi mente...

"No se si este dolor lo produce el olor del olvido o el tacto del recuerdo"
Con los labios empapados en aquel mejunje, mezcla de saliva y lágrimas, note mi determinación balancearse, inclinarse ligeramente a un lado, después al otro, empezar a agitar los brazos intentando mantener el equilibrio y...derrumbarse.





Fue difícil predecir el instante preciso en el que perdí totalmente el timón de aquel barco, e incapaz, pase de largo aquel puerto donde agarrar las amarras. La ultima oportunidad de firmeza y estabilidad la cambie por un vagar a la deriva. Al menos elegido...¿o no?

Sonrió sereno y luego no sonrió nervioso "que guapa estas hoy" glup "leí tu carta" y empezó a chorrear explicaciones antiguas y modernas, como si las palabras construyeran casas o plantaran huertos...saque la espada y una palabra agricultora la zafo con su rastrillo, me desarmo en un suspiro y el dueño siguió llorando. Empecé a sentirme mal sin saber el por que exacto y la duda rozo mi mente. Mi silencio se prolongaba mientras el me ungía en saliva y mi cabeza volaba "piensa en sexo, piensa en sexo, no dejes que te haga dudar...piensa en...su risa.. no, sexo! con mujeres atractivas..si, sexo...y todas sus rarezas...sexo, no sexo, no...aghhh cuanto le voy a echar de menos" Creo que ese fue el detonante, la certeza de echar de menos. Así que así, sin más, yo también me uní al derroche de sollozos. Y una punzada muy fuerte me hizo volver al presente; no se si este dolor lo produce el olor del olvido o el tacto del recuerdo...

Supongo que lo único claro es que no quiero perderle.

viernes, 18 de enero de 2008

Silencio improvisado

Dicen que no todo lo estrecho es malo, ni lo ancho cómodo, que perderse en un calcetín merece la pena y echarle sal al yogur te endulza la vida.
Yo solo digo...
...nada, y me quedo tan ancha.
Ya están otros para filosofar.
Nada.



viernes, 11 de enero de 2008

Las madres de las madres

Flaca sonrisa le hiciste a su recuerdo tapando aquella foto plomiza, en la que se mostraba lustrosa en su juventud, cubriéndola con aquel fotomaton de sus últimos y enajenados momentos. La mirada trasojada y vacía preside la imagen, entre rebeldes canas y un triste intento de peinado, mientras esos pelos famosos (los de vieja) cubren su rostro y las arrugas los acompañan en ese fútil intento de estafa a su falta de memoria. Y a la nuestra.
Cosas de madres con sus madres e hijas con las madres de sus madres...


-¿Tu quien eras?




Snap, snap, ninfómana mala!

Snap, snap, ninfómana mala!
Alejate de mi carne y de mi camino, no quiero verte.
Perturbando mentes, corrompiendo cuerpos, quitándole el lustre a la inocencia.
Snap, snap, ninfómana mala!
Recogiendo cosechas ajenas, abandonando al barbecho tus tierras.
¿te sientes bien? Snap, snap, ninfómana mala!



viernes, 4 de enero de 2008

Desencuentros

Se encontraron como nunca, viéndose de lejos entre la espesura de la muchedumbre. Los árboles desnudos saludaron al viento y las vidrieras de los edificios insomnes de la Gran Vía reflejaron sin pudor la emoción contenida de aquel momento. Bajo la expectación de aquel publico silencioso uno bajo la mirada y el otro siguió su trayecto. El estaba más delgado y su semblante arrugado reflejaba la tristeza de su alma inquieta, ella sobrevivió su adolescencia y el tiempo había soplado y casi borrado de su piel la fina capa de inocencia que antaño había recubierto todo su cuerpo. Una mano temblorosa la detuvo a tiempo. Mientras, unos ojos, que al principios parecían seguros, y comprobando la huida que el tiempo había provocado sobre el candor de su pequeña, interrogaron su alma, cercanos a una amarga tormenta.
-“Niña mala, aún te quiero”.
Un vistazo al suelo basto para saber que demasiado tarde era la sentencia. Y siguió caminando perdiéndose entre el gentío, mirando hacia delante. Mientras el cristal de un edificio tuvo que sujetar la espalda de el, y el viento congeló la lágrima a la que no pudo evitar el paso. No era por ella, era por todo. Hoy más que nunca, estaba solo.



Puzzle

Encajaron imitando a las piezas solitarias de los puzzles. Se juntaron para formar una imagen y se separaron al rato para perderse en la marea de fichas para que, con un poco de suerte, alguna vez, en algún momento, quizás puedan volver a juntarse.







jueves, 3 de enero de 2008

Entre almohadones

-"No sueltes ni el más mínimo gemido" le dije con la palma de la mano taponandole la boca y los ojos taladrandole el alma.

Supongo que un espacio para mi y mi alocado mundo es una de esas cosas por las que he luchado siempre y hasta hace muy poco no podía decir que lo hubiera conseguido. Ahora es mio. Apartir de la cocina empieza, mi pequeño estudio.
Lo primero que instale fue un caballete de madera pulida, regalo por mi, aun fresco, cumpleaños. Coloque mis pinturas en los cajones del armario, ordenadas por categorías y colores y esparcí los folios con o sin dibujos, mientras los lienzos poblaban todos los rincones. Un rollo enorme de hojas vírgenes marco el principio del fin y mi pequeño mundo se encadeno con el firme y particular propósito de robarles a todas la pureza. Y no solo a las hojas...
Al final ya con todo instalado me di cuenta de que faltaba algo muy básico, una pata de mi mundo que ni había considerado con la emoción del primer contacto. Un lugar donde perpetrar mi otro yo, el lascivo. Y con la excusa de que eran necesarios para que mis amigos pudieran sentarse durante el transcurso de sus visitas, entraron en escena tres enormes cojines.
El único inconveniente que le veía, y si digo le veía por que ya no me lo parece, era la presencia de mi padre al otro lado del muro. Posando la oreja contra la pared fría se escuchaba el rasgar de su pluma contra sus folios, o el pasar de la escuadra y el cartabón trazando planos. Me sentí coartada, he de reconocerlo, y durante un tiempo di rienda suelta a mis pasiones pictóricas por el día y a las impúdicas de forma nocturna, cuando el estuviera descansando en casa.
Hasta esta tarde.
-"No sueltes ni el más mínimo gemido" le dije con la palma de la mano taponandole la boca y los ojos taladrandole el alma. Mientras mi mano descendía veloz a desabrochar los botones de sus viejos pantalones marrones y su risa entrecortada no creyéndome en serio causaba estragos en mi determinación. Se me deshizo la boca cuando con violencia y contra su voluntad le obligue a "dejarse llevar"...
Lo que antes era miedo se convirtió en lujuria exacerbada. Y apoyada en la muralla que me protegía de mi padre vi la luna y las estrellas...y creo que también a Santa Claus.
La verdad es que no recuerdo los detalles, solo se que quiero más.
Y que ya he conquistado del todo mi espacio.