jueves, 7 de agosto de 2008

El hombre cansado

Que pasaría si te dijera que ya ni el sol, ni las estrellas, ni el mar tienen sentido. Que yo solo vivo para estar contigo.
Que mis ojos ya no ven, ni mis manos tocan. Que mis pezones ya no anhelan tacto alguno, ni mirada ni siquiera sonrojo. Solo el aire frío de la noche que te empuja hacía la nada, ese precipicio de no saber donde encontrarse uno a si mismo. Pero te lanzas y te encuentras, por que el lanzamiento sin arnés es lo que tiene.
O te estampas encontrándote y todo, al fin, vuelve a tener sentido.